Si quieres dedicarte profesionalmente a este sector y deseas formacion en Tanatoestetica y Tanatopraxia, antes debes conocer bien en qué consiste y su correcta definición.

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Volvamos al post…

Para dar la definición de Tanatoestética y tanatopraxia mas acertada, veamos antes un poco de historia…

Tanatos, una palabra de origen griego que alude a la personificación de la muerte plácida (no confundir con Hades, el señor de los muertos) y que podemos encontrar, como sufijo, en términos con cierta historia lingüística como tanatología, o la ciencia que estudia la relación que el ser humano con la muerte; tanatorio, el lugar a donde velamos a los fallecidos, o en ciencias aparentemente más actuales como la Tanatopraxia y Tanatoestética, las cuales, sin embargo, tienen una antigüedad de milenios.

Ambas tienen que ver con el cuidado post-morten, tanto de seres humanos como de animales, y aunque los términos son relativamente modernos, éstas técnicas mortuorias se llevan haciendo desde el principio de la historia humana a modo de ritual.

Un ejemplo conocido por todos es el tratamiento que los sacerdotes y sus esclavos aplicaban a los antiguos faraones egipcios y miembros de las clases altas.

Curiosamente, entre los textos funerarios (Libros de los Muertos) que los escribas han dejado en las tumbas y sarcófagos de las pirámides en lengua jeroglífica, no hay referencias concretas al proceso de embalsamamiento y cuidado del cadáver, aunque sí las conocemos por documentos posteriores –especialmente de los romanos– y por la propia arqueología.

En cualquier caso, éstas técnicas, al día de hoy, las podríamos dividir en Tanatopraxia, en cuanto a lo que se refiere a higienizar, restaurar y embalsamar el cadáver para evitar su degradación y deterioro, y Tanatoestética, que abarcaría un último cuidado y acondicionamiento y que constaría tanto de la aplicación de maquillaje y retoque capilar como de la elección del vestuario adecuado para lograr la máxima dignidad y coherencia entre el aspecto de una misma persona en su periodo vital y una vez ha fallecida, de tal forma que la última imagen que se lleve tanto la familia como los seres queridos, sea la mas agradable y natural posible.

 

Como se puede apreciar, antes y ahora, el procedimiento para acondicionar a un cadáver sigue siendo esencialmente el mismo, aunque es importante destacar que se ha producido una división y diversificación de técnicas y procedimientos en el proceso general.

Esto ha provocado la aparición de dos especialidades profesionales que cuentan con dos distintos tipos de formación (y que no debemos confundir).

 

La Tanatopraxia, por lo tanto, abarca la fase que comienza justo después del fallecimiento de la persona.

Este periodo, puede tener más o menos complejidad dependiendo de la causa de la muerte y el estado del cadáver. Si la muerte no fue una “muerte plácida” (tanatos), como puede ser el caso de un accidente traumático, la Tanatopraxia puede enfrentarse a reconstrucciones corporales y faciales propias de un cirujano para devolverle al fallecido, en la medida de lo posible, el aspecto que poseía en vida.

Si han existido causas de la muerte como cánceres o infecciones masivas internas o externas, el trabajo del tanatopractor puede incluir un vaciado total del interior del cuerpo y un embalsamamiento general para evitar en la medida de lo posible la degeneración y putrefacción del cuerpo.

 

Cuando el trabajo (casi médico) de la Tanatopraxia termina, en una delgada línea donde un especialista puede avanzar o retroceder para participar en una disciplina u otra, comienza el trabajo del técnico en tanatoestética, el cual consiste en terminar lo que el tanatopractor ha comenzado.

Esto incluye tanto el maquillaje del cadáver como la elección del vestuario adecuado.

Esta parte de la preparación tiene suma importancia y ha de tener en cuenta los gustos del difunto en cuanto a la ropa que le gustaría llevar así como su aspecto en relación al maquillaje. Todo, con el único objetivo de devolverle al cadáver el aspecto más parecido al que tenía en vida para que sus seres queridos se queden con un último buen recuerdo.

 

Dicho esto y dentro del terreno de la formación en tanatoestetica y tanatopraxia, para poder acceder profesionalmente a un puesto de trabajo dentro de este nicho es necesaria una formación técnica específica que en el caso de la Tanatopraxia engloba un conocimiento serio de la anatomía y fisiología humana, los cambios que se producen en el cuerpo humano en el periodo post-morten, el dominio de la técnica del embalsamamiento y los productos y fórmulas químicas a utilizar para contrarrestar los fenómenos cadavéricos, y técnicas de sutura entre otros aspectos.

En el caso de la Tanatoestética, que también algunos denominan Tanatomaquillaje, la formación se centra en las distintas técnicas y productos a utilizar para camuflar el rictus mortal y presentar al cadáver, para el duelo que supone el velatorio, con el aspecto mas natural posible y siempre respetando la imagen «original» de la persona fallecida.

 

Es cierto que, actualmente, la mayoría de los profesionales de este sector están formados tanto en Tanatopraxia como en Tanatoestética, pero también hay que recordar que todos los sectores profesionales tienden a la especialización, precisamente por el aumento de técnicas y avances en cada uno de ellos y ya se pueden encontrar expertos en una especialidad y otra, lo que hace que ambas especialidades se estén revalorizando día tras día y su demanda no deje de crecer.

 

Los rituales mortuorios tienen sentido para los vivos y son organizados por ellos para otorgar dignidad al fallecido.

Aunque la causa de la muerte haya sido violenta, el objetivo esencial tanto de la Tanatopraxia como la Tanatoestética es, precisamente, honrar al término tanatos para que, tras la muerte del fallecido, el duelo de los familiares y amigos sea los más plácido posible.

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